Nora hablaba y hablaba. De vez en cuando, se masajeaba unos segundos la zona del pecho, y luego devolvía las manos a la posición inicial, encima de su regazo. Me pareció alterada por mi presencia. Bueno, aunque en estas cosas no se puede tener total seguridad. La arrogancia siempre está al acecho de las almas de los hombres. Debería hablar sólo por mí, cuidar los detalles que me acercan a la impecabilidad.
Julia intervenía poquito, estaba sentada al lado derecho de Nora, vestida de negro, con la cabeza ladeada. Sonreía distraída, se perdía con la vista por la calle. Julia, una mujer hermosa, francamente guapa, pero con un posado tan inconsistente que diluye toda su belleza.
En la fiesta de despedida de solteros de German y Ana, nos dio por besarnos. Sucedió, no lo buscamos. Los dos estábamos libres, como algunos taxis. Yo seguía enfadado, totalmente fuera de contexto, lo reconozco. Me jodía que Ana se casara con ese imbécil. Supongo que de alguna manera sentía que era yo el hombre de su vida y no podía aceptar gratamente que se terminaran nuestros escarceos habituales. Nunca he estado enamorado de Ana pero incomprensiblemente en ese momento me lo parecía. Sentía la sangre en la cabeza, un calor incendiario en el rostro. Y claro, iba muy borracho. Con Julia, coincidimos, en borrachera y en ganas de acariciar a alguien. Sus besos me trasladaron a otra realidad, a un grato reposo.
La cosa fue que terminamos en mi casa a las siete de la mañana. Recuerdo que al abrir la puerta, nos recibió un frío desolador. Mi casa es vieja y el aire se cuela por innumerables agujeros. Con el frío, se hizo el silencio, y lo que había parecido fácil y natural hasta ese momento, empezó a tornarse dificultoso y incómodo. Bebimos un vaso de agua, cada cual el suyo, y brindamos con vergüenza adolescente, sin mirarnos. Luego me escuché pronunciar una invitación para subir a mi alcoba, sin mucho convencimiento, pero apechugando con todo, y supongo, con la ligera esperanza, de que la pasión, o lo que fuera, volviera a hacer acto de presencia. Dijo que sí con un gesto extraño de hombros y cabeza, sin pronunciar palabra, sin emitir sonido alguno, sus ojos vacilantes e inquietos, repasando mi cuerpo, mi cara. Me sorprendió tanto ese gesto que en ese momento, por fin, logré mirarle directamente a los ojos y detener el tiempo para averiguar qué estaba pasando. Sentí su tristeza, o quizás era la mía propia, la decrepitud galopante que se apoderaba por segundos de la situación.
Agarré su mano y la arrastré hacia el sofá de la sala. Nos sentamos y conversamos un poco, de cualquier cosa, de los conocidos comunes, de la ciudad que se estaba volviendo angustiante con sus excesos constructivos y automovilísticos, creo incluso del tiempo. Y al final nos dio por mirar una película de vídeo. Muchas veces hasta que no me pongo en situación, no logro percibir qué es lo que quiero o no quiero respecto a determinadas mujeres. No era la primera vez que achacaba una leve indisposición castrante, es decir, que a la hora de la verdad, no se me levantaba. Esa vez, no hizo falta comprobarlo en vivo y en directo, mi corazón, o la razón, o lo que sea, me avisó antes de la desgracia.
Hola gente! hoy publico una cosa antigua, un relato por entregas, abusando de vuestra paciencia. Lo había publicado hace tiempo, cuando compartía mi blog con escasas almas. Iré intercalando otras cosas, con la historia de este personaje, Mario Navas. Si os apetece, adelante...
ResponderEliminarQue premoniciòn, la de este hombre.
ResponderEliminarEsperamos la continuaciòn, amiga.
Un abrazo.
Si...a mi me apetece. Estas obras de la literatura están para ser leídas.
ResponderEliminarBravo Siona.
Un beso.
Mario Navas de Colombia ..??? ... si lo conosco ... jajajaja ... ...en cuanto al relato ...me dio mucha risa ...pero a la vez senti cierta compacion por el tipo ...me gusto mucho.... Michel
ResponderEliminarwww.micheldeb.tk
A Gaucho: gracias por tu comentario...
ResponderEliminarA Rombo: qué bueno que te apetezca...los hombres deberíais decirme si cuelo como voz masculina
A Michel: me inventé el nombre...pero un día puse esa combinación en el google y descubrí sorprendida, que existen varios Marios Navas...misdisculpas a todos ellos....jajjaja
Yo creo k si cuelas como voz masculina... Pobre Mario... me apetece saber p k no se le levanta, jajajajaja. Seguro k es por una buena razon...
ResponderEliminar;-)
A Olivier: ya irás viendo, es que es bastante impulsivo el niño, y un poco "machito"...y eso, tarde o temprano se desmorona...jajaja....ahora vengo a tu queli...tienes post nuevo? zas!
ResponderEliminarPobrecito. Siempre se justifican con que es la primera vez que le pasa.
ResponderEliminarMe encantó tu relato y espero su continuación.
Besos.
Ya me tienes intrigada con Mario Navas. Esperare tus entregas comos los fasciculos del kiosko. Je,je,.
ResponderEliminarMe ha gustado, y aún mas que esta narrada desde persona masculina.
Y que pena este Mario si Julia era tan hermosa y que se quedara para comer palomitas.
Un saludo.
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ResponderEliminarTe has puesto es una "voz masculina" y eso tiene mérito y demuestra tu capacidad creadora.
ResponderEliminarBesos.
A Claudio: a mi nunca me a tocado uno de esos, de los que no se les levanta, si, pero de los que dicen que es primera vez, no...por suerte! que bueno que te gustara...habrá segunda parte....besos!
ResponderEliminarA Kiya:jajaja, si,a veces pasan esas cosas,y mejor palomitas que una dosis de mal sexo, no? digo yo!...un abrazo!
A Rosalía: lo siento como un reto...seguramente fuí hombre en otra vida....gracias por venir...estoy intentando seguir tus sabios consejos, besos!
Si cuela...La vez anterior, cuando te leí así , hasta dudé si Siona era hombre.
ResponderEliminar(no nos abandones)
No hay porqué forzar situaciones, si no es el momento, pues buscamos otro , un saludo
ResponderEliminarPues a mi ya me entró curiosidad con Mario Navas... que hombre más sabio que se ve venir la desgracia antes de hacer el ridículo.
ResponderEliminarBesotes Siona.
Mi querida Siona: Me ha gustado tu relato porque es un desnudar el alma, así, con frnqueza y es que muchas veces nos dejamos llevar por circunstancias que sirven solamente para disimular la realidad, para engañarnos a nosotros mismos pero al final, como dices tú, o bien el corazón o bien la razón se impone.
ResponderEliminarBrisas y besos.
Malena
A Rombo: quizás soy hombre, al igual que tu, una dulce viejecita...no os abandono...sigo, sigo...
ResponderEliminarA Marian: pues claro, eso es supervivencia...bsos!
A Néctar: qué bien que te pique la curiosidad...es sabio porqué ya metió la pata algunas veces...pero aun le queda camino...besazos para ti!
A Malena: suerte para nosostros que a pesar de nuestra ceguera, se termina imponiendo ese "algo" que nos asegura la supervivencia,y nos ahorra dolor extra, a nosotros y a los demás...besos para ti!
PERDÓN POR LA TARDANZA... POBRE MARIO.
ResponderEliminarAVECES EL "UNIVERSO" SE CONFABULA PARA HACERNOS LAS COSAS MAS DIFÍCILES, DEPENDE DEL PRISMA CON EL QUE SE MIRAN LAS COSAS.
SALUDOS.
CRISTOFER.