lunes, marzo 28, 2011

MUJER DE SAL


Mujer sin nombre,
dama desconocida
que impregnas los vacíos
de las líneas impostoras
donde se inscribe la historia.
Mujer de Lot, mujer de sal.
Tu terca mirada fijó el pasado
con el difícil arte
del acto de rebeldía.
Cediste tu latido
por negarte al olvido.
Tu renuncia te hizo inmortal.
Posaste tus ojos fieros
como estandarte
en la imagen lejana
que te hacían abandonar.
Otros, porqué tu no querías.
Tu desafío marcó los rumbos
de las desheredadas hembras
que se negaron
por siempre a olvidar,
de donde venían,
y quienes realmente eran.


miércoles, marzo 23, 2011

Los relojes vuelven a ordenarnos:
- Más deprisa, más deprisa...
El estrés me cae de las orejas, y aun así, me siento terriblemente culpable de tomarme un respiro para escribir.
He vuelto a olvidar que escribir es digerir, y digerir, una función natural del cuerpo.
Dentro de un tiempo, unos cuantos relojes más que menos, voy a pesar tanto, voy a estar tan llena de diablos, que por fuerza mi aspecto  asustará a más de uno.
Se hundirá la tierra debajo de mis pies y todo intento de avanzar será cuesta arriba, intentando inútilmente salir del agujero.
Y gritaré:
- Por favor, hay algún amigo-grúa cerca dispuesto a salvarme?
Y volveré a engañarme, si realmente alguien es capaz de aceptar a estas alturas tan sucio trabajo.


domingo, marzo 20, 2011

LATIDOS. Sobre el discurrir de Mario Navas. (Cap.4)

Me duelen las piernas de tanto andar. Ayer en esa fiesta. Todo el rato asaltado por el temor de que Nora apareciera. Era un mal momento para encontrarnos. Yo estaba demasiado sensible, demasiado licuable. Una palabra suya con intención habría hecho estragos en mí. Pero no fue así, no apareció. Me dolían los ojos de saltar de rostro a rostro, como una cámara enloquecida que no cesara de hacer clic y con el transcurso de las horas y los güisquis, la humedad se había apoderado de mis pies y la tensión de mi espalda. 

Alex estaba salido de madre, bailaba agarrado a un botellón de plástico repleto de vodka con naranja, su pócima secreta, repetía. Iba invitando a cada persona con la que cruzaba unas palabras. Focalicé toda mi atención en esa escena para dejar de marearme, y así, olvidarme de la posibilidad de su amenazante aparición. Alex sujetaba a un tipo con el brazo alrededor del cuello, con un gesto que pretendía ser cordial. La inconsciencia corporal y mental que le proporcionaba la borrachera no le permitía darse cuenta de los detalles que facilitan la supervivencia. Yo tan solo observaba, callado, y cuando dirigía su discurso hacia mí para que ratificara su protagonismo, sonreía tontamente, en una expresión genuina de aislamiento y locura. Creo que el dueto que formábamos empezó a inquietar al personal. Y seguramente, sin mi presencia, que él creía salvadora, le hubiera ido mucho mejor. Ya se sabe, los locos intimidan mucho más que los borrachos. 

Miré brevemente al tipo que Alex tenía inmovilizado con su abrazo de oso y le sonreí con maliciosa despreocupación. Sí, creo que puse toda mi intención en eso porque yo estaba lejos de caer en la inconsciencia. Borracho, pero bien presente. Lo miré mientras balanceaba mi cuerpo en un vaivén que calmaba mis nervios, y seguí sonriendo con los ojos medio cerrados, como quién conspira. Y entonces el tipo se soltó bruscamente y giró en redondo sobre sus pies hasta quedar mirando el rostro de Alex. Tuve tiempo de ver a cámara lenta, fotograma a fotograma, como se daban las cosas. La cara sorprendida y bobalicona de Alex, el rostro enfurecido del tipo, una mala broma más de Alex intentando salvar la papeleta. ¡Demasiado tarde! Mi puño volando a la velocidad del viento hacia el fatal desenlace, cambiando el curso de la historia. El tipo al suelo. Una manada de hombres enfurecidos encima de nosotros. Alex tirado en el suelo, también, asustado. Su cóctel disparado como proyectil a dos metros de distancia. A partir de aquí desaparecieron las imágenes. La nada se apoderó del momento. Un agujero negro nos absorbió a todos. 

Cuando pude recuperar mi capacidad de observar, se habían creado dos bandos. Gente conocida tirando de nosotros, al rescate. Otros tantos conocidos del tipo tirando hacia el otro costado, y yo, suspendido en el aire, dejándome llevar como un pelele, a merced de las olas, las mismas que me calmaban mientras estaba de pie, antes de liarnos a ostias. Zarandeado por el mundo sin importarme nada, al contrario, riéndome en mis adentros por la ridiculez de la situación. Luego, un repaso rápido a los rostros de mis salvadores a los que parecía que debía explicaciones, o al menos, aguantar de buena gana su rollo moralizante. Entre ellos, Daniel, Eladi de la tienda de música, Toni, que siempre se auto define como mi hermano, el capullo de German con su mirada de odio clavándose en mí a pesar de formar parte activa de nuestro equipo salvador,  Robert, callado y neutral, como siempre, sosteniendo a Alex o intentando que este se sostuviera por su propio pie, y un par de personajes más de los que conocía el rostro pero no el nombre. 

Largué mis buenas noches y empecé a andar hacia casa. Andar, andar, alejarme. Una herida sangrando tímidamente en la comisura de los labios. Las calles desiertas, abandonadas a su lúgubre soledad de cemento, y el sonido de mis pisadas creando una melodía, un ritmo. Me di una vuelta más larga. Anduve por dos horas, sin pausa, sin acordarme de mis rodillas, sin norte. Los pensamientos que tuve, si es que los hubo, en ese largo viaje hacia ninguna parte, a día de hoy son un enigma. Leí el nombre de una calle, Mare de Déu de la Salut, y me di cuenta que me encontraba a dos manzanas de mi casa, de mi vida de siempre, y con ese gesto, se rompió el hechizo y regresé a su rostro. 

Otra vez su cara, su interrogante. Sus labios blandos y rojos que en el recuerdo parecían aumentar de volumen. ¡ Efectos ópticos de la locura! ¡ Efectos secundarios de la desazón! Urgencia por llegar a mi casa. Rápido, rápido, enfilando hacia mi catre, con ansias de cerrar los ojos y la conciencia. ¿Me había enamorado? La pregunta me sumió en una angustia considerable y me dejó el cuerpo de plomo. Sentía el peso del cuerpo descansando encima del colchón, y la mente intentando esquivar inútilmente su recuerdo. Fue entonces cuando recién constaté, o más exactamente, asumí, que en realidad su presencia me había acompañado toda la noche, que llevaba días acompañándome. Nauseas. Vértigo. Me retorcí como un caracol, y olvidando todo pudor me entregué a un llanto infantil, demoledor. 

Entonces supe que las cosas ya nunca serían las mismas a partir de entonces. Que terminara o no con ella, había nacido a otra percepción de mí mismo, a un nuevo Mario. Me encontraba más solo que nunca, con un desconocido que era yo mismo, totalmente fuera de control. La soledad lo envolvió todo y lloré hasta dormirme.




sábado, marzo 19, 2011

EL BESO

Yacía dormida
a mi lado,
con el pecho susurrante
de revuelo de mariposas.
Olí su pelo.
Una maraña dulce,
esparcida,
con olor a bosque.
Solté un gruñido
y encendió sus luces
- Por fin despiertas!
Le dije besando
su delicada oreja.
Tocó mi pecho.
Comprobó su efecto.
Me miró complacida.
Y se volvió a dormir.
Llevándose, traidora,
mi beso.


jueves, marzo 17, 2011

LATIDOS. Sobre el discurrir de Mario Navas (cap.3)


Lo de Silvia se fue al carajo. Ya no la encuentro tan atractiva. Hoy empezó a soltarme unos discursos llenos de exigencias. De que ella sí que lo tenía difícil, que ella sí que se jugaba todo, y que en cambio yo no perdía nada, que tenía una posición bien cómoda. No podía decirle que la quería, inventarme lo que no siento, sólo le pedía que saltara al vacío conmigo por ganas de saltar, de sentirse libre. Cruda, la verdad, pero yo sólo quería follar con ella, eso era así, al menos en un principio. Quizás, después, algo podría haberse encendido, más allá...pero no creo. Fue un dulce espejismo, como tantos otros. ¿Cómo dar una cosa que no siento? Ni tan siquiera nos conocemos. De repente me hablaba como si yo ya fuera su pareja y eso me cortó la lívido ipso facto. Tu eres así, tu eres asá. Yo la dejaba decir y por dentro pensaba, no tienes ni puta idea de quién soy.  Salí del paso con lo de darnos tiempo. 

¡Ay, el tiempo! Mi coartada, mi fiel aliado. Y de nuevo volvió el vacío a mis noches, a mis anhelos, y la inspiración ardiente de los últimos días voló de regreso al país de nunca jamás. Bueno, nada importante, aceptar lo sucedido y a otra cosa mariposa. Suerte que quedan pocos días de clase, y después, seguro, la vida tan sabia, nos llevará de regreso a nuestras respectivas cotidianidades. En fin, que no tenía que ser. Lástima, porqué besaba a las mil maravillas. Estaba caliente, bien caliente, como yo. Cuando nos despedimos el otro día saliendo de clase creí que las cosas irían por buen camino. Pero hoy, tanto discurso lo estropeó todo. Sólo nos dimos unos besos y parecía que tenía que casarme con ella. ¡Qué locura! Tantas personas, tantos mundos.

Y Nora sigue sin aparecer, sin llamar. ¿Se habrá enfadado tanto? Me cuesta creerlo. Ayer me junté con Robert y me comentó que habían quedado para cenar. No pude evitar sentir un vuelco en el corazón. Seguro fue preocupación por como se han dado las cosas. Normal, es mi amiga. Me duele que se enfade, eso es todo. Pensaba que nos veríamos de forma casual y que las aguas volverían a su cauce naturalmente, sin hacer nada. Quizás debería haberme disculpado pero a estas alturas me da demasiada vergüenza. ¿Y con Robert? ¿Habrá algo más entre ellos?  No creo. No encajan. Nora tiene mucho carácter, más sangre. Con Robert se aburriría. ¡Pero nunca se sabe! Bueno, ¡y a mí qué narices me importa? Que hagan lo que quieran,...aunque yo creo que no, que no cuadran juntos....pero a veces un revolcón no hace mal a nadie....y bueno, a través del sexo se llega a otros lugares...pero, Nora tiene pinta de saber que tipo de hombre quiere a su lado. Y él no tiene nada que ver con el hombre que Nora anhela, al menos eso creo, por lo que la conozco. Ella necesita a su lado un espíritu libre. En ese sentido, nos parecemos.







martes, marzo 15, 2011

SINCERAMENTE GRACIAS

Muy buenas noches
pies míos
que transportáis sin quejas
este montón de huesos.
Gracias miles
manos preciosas,
que me acercáis
objetos deseados,
que imprimís sensaciones
en tantas cosas...
Os agradezco
espejos mágicos,
ojitos de mi alma,
por la diversidad cromática.
Muy agradecida,
a quién sea,
que de la nada
me hizo,
de esta materia entrañable,
que creó
este soporte exquisito
que hoy me compone.  



domingo, marzo 13, 2011

LATIDOS. Sobre el discurrir de Mario Navas...(Cap.II)

¡Qué ridiculez el enfado de Nora en medio de la calle! No venía a cuento. De sobras  sabe que yo hablo así, con todo el mundo, que no era nada personal aunque lo pareciera. ¡Esa mujer! Demasiado sensible. Una manera de llamar mi atención. Creo estar en lo cierto al pensar que se ha enamorado de mí. En fin, ya se le pasará. El enfado y lo demás. Porque francamente no me veo con ella aunque a veces haya sentido deseos de abrazarla y besarla. Tiene una intensidad que me seduce. Pero creo que hubiera sido un error. Ahora lo tengo claro. Nunca le di motivos para que creyera que mi amabilidad, o lo que sea (si es que alguna vez he sido demasiado atento con ella), fuera por otros derroteros distintos a los de la amistad. No encajamos. Nos pelearíamos, perderíamos la amistad que compartimos. A veces la pasamos bien conversando. Peeero, es demasiado obstinada, demasiado terca en sus apreciaciones, siempre creyendo que tiene la razón, que está de vuelta de todo. Me irrita. Y ahora eso. ¿Qué he de pensar? ¿Qué he hecho yo para que reaccionara de esa manera tan desproporcionada? En fin, dejar pasar los días. El tiempo lo cura todo....,y además, está mi encuentro con Silvia.

¡Eso sí que es cosa seria! Ayer nos rozamos las piernas tomando el café, de forma explícita. Le gusto, es evidente. Ojalá venza la resistencia de ponerle los cuernos a su pareja. Sería estupendo, y total, no es feliz. Tiene las piernas largas y delgadas como un maniquí. Me sorprende que se haya fijado en mí. Pero bueno, he conseguido que le pique la curiosidad. Después de todo, no debo ser tan feo como imaginaba. Lo cierto es que nunca me ha ido mal, siempre hay alguien al otro lado. ¿Me pregunto si es posible vivir sin nadie al otro lado? Seguro que sí, pero ese no es mi caso.¡Qué piernas! Y además es inteligente. Sabe salir bien parada de mis acosos dialogísticos. Se defiende, y se pone más hermosa, si cabe, cuando se llena de orgullo. 

Quizás debiera invitarla a cenar un día de estos. Pero temo su incomodidad, y temo la mía propia, la responsabilidad que pueda transferirme en su elección de mentir a su compañero. ¿Por qué siempre me fijo en mujeres comprometidas? No lo sé. No lo busco. Al menos conscientemente, creo. Se da así, y no voy a sentirme culpable por una moralidad social que no tiene que ver conmigo. Nadie pertenece a nadie. Espejismo brutal de amplio espectro, reduccionista y castrante.

Ayer me hablaba de arte, opinaba sobre una escultora canaria que expone en la sala cercana al bar donde nos citamos. Prometí pasarme más tarde a dar un vistazo. Me comentó que pinta cuadros. Se ve que hace años que le da al pincel en sus horas libres. Me la imagino delante de un lienzo, concentrada y persistente, pero no logro imaginarme qué clase de pinturas pueda hacer. No creo que nada demasiado original. Pero buen dato. Aunque yo estaba atento a otros signos. Me movía en otra esfera. Mis sentidos como felino discurrían por otros senderos. Sus labios gruesos. Sus pechos insinuantes debajo de la camiseta estrecha. Ay, ay...,pezones grandes, como a mí me gustan. Cuello largo, como tobogán directo hacia las profundidades de la perdición...jajaja(me río de mi mismo)...me gusta darle a la vida un tinte dramático...Ay, ay, ay,...¡fiebre!

Locura desear y sentirse deseado, magnetismo oculto de la materia, danza de los astros, a punto de licuarme y derramarme por los suelos. Me siento inspirado de nuevo, lleno de fuerza. Cuando llegué a casa no podía dejar de escribir. Pasión, fecundidad, obsesión, inspiración.....¡creía que no volvería a sucederme! Y por fin, otra vez en el ruedo. ¡Feliz!

Y Nora enfadada conmigo. Será cabezona. Mejor no nos vemos durante un tiempo, y ya volverá la bonanza. Ahora, Silvia, mi musa, mi diosa.

sábado, marzo 12, 2011

TUS CARTAS

Amor
hecho a trozos
de esta materia oscura
que cierra los pasos
y vuelve en círculos
los caminos.
Todos llevan a ti.
En tu nombre
componen sintonías
de vuelos de pájaros
y zozobras de barcos.
En la costa la silueta
del perpetuo navegante
que a más pasos,
siguiendo el perfil de tu cuerpo,
más perdido y aturdido.
No por mucho andar
se ahuyenta
la verdad y sus fantasmas.
Estos siguen detrás
y envisten, de golpe,
al destino.
Atrapado en la prisión
del que queriendo  avanzar
almacena palabras
y repite, alejado y poseído
los mismos fragmentos,
de las mismas cartas.

viernes, marzo 11, 2011

ENCANTO


Silban en su garganta
los gorriones encerrados
La guitarra desgrana
impaciente
un tiempo acompasado
La bailarina repica el suelo
con su tacón perfilado y alto
Acompaña la bulería
con movimientos
de brazos alados
Qué decir de sus manos,
retorciendo en el aire
un manto calado
Las palmas
marcan seguras
los silencios
los desgarros
Baila la mujer,
ondula su cintura
en espiral cerrado
El niño todo lo mira
abrazado a un pecho blando.

martes, marzo 08, 2011

LLUVIA DEL CIELO



Agua que cae
des del firmamento,
humedeciendo,
las malas intenciones,
los buenos pensamientos.

Refresco para el corazón,
más tarde saldrá el sol.
Por ahora, me mojo,
como cualquier otro.
Siento,
como la lluvia nos une
volviéndonos locos.
Llueve
sobre las cabezas,
sobre los tejados.
Mi piel,
como tierra,
bebe esos milagros.
Almacena cristales.
Más tarde sabrá
en qué gastarlos.
Mi ser,
recipiente,
un cáliz sagrado,
dónde se recuperan brillos
de paisajes olvidados.
Te amará mi mente,
sin miedo,
sin culpas,
gracias a la lluvia,
limpia de pecado.

Agua que cae
des del firmamento,
humedeciendo,
las malas intenciones,
los buenos pensamientos.

sábado, marzo 05, 2011

DESEO


Te enorgullecerías de mi
si me vieras así,
ansiosa de hallarte,
deseosa por compartir
un tiempito contigo.
Repleta de pasión
por tus labios
y tu mirada esquiva.
Te reirías
pero desconoces
la magnitud del reflejo
de tu espejo.
Me desconoces,
a pesar de ya amarme
sin tregua.
No has tomado
mis manos
entre las tuyas,
y hasta ese día,
sólo puedo ser
la fuerza de un río
sin cauce para mostrarse.
Un viento de desierto
sin dunas amantes
¿Cómo nacer sin haber muerto?
Te enorgullecerías de mi
si me vieras morir así,
delante de tu recuerdo.  



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viernes, marzo 04, 2011

LATIDOS. Sobre el discurrir de Mario Navas...

I
Nora hablaba y hablaba. De vez en cuando, se masajeaba unos segundos la zona del pecho, y luego devolvía las manos a la posición inicial, encima de su regazo. Me pareció alterada por mi presencia. Bueno, aunque en estas cosas no se puede tener total seguridad. La arrogancia siempre está al acecho de las almas de los hombres. Debería hablar sólo por mí, cuidar los detalles que me acercan a la impecabilidad. 

Julia intervenía poquito, estaba sentada al lado derecho de Nora, vestida de negro, con la cabeza ladeada. Sonreía distraída, se perdía con la vista  por la calle. Julia, una mujer hermosa, francamente guapa, pero con un posado tan inconsistente que diluye toda su belleza. 

En la fiesta de despedida de solteros de German y Ana, nos dio por besarnos. Sucedió, no lo buscamos. Los dos estábamos libres, como algunos taxis. Yo seguía enfadado, totalmente fuera de contexto, lo reconozco. Me jodía que Ana se casara con ese imbécil. Supongo que de alguna manera sentía que era yo el hombre de su vida y no podía aceptar gratamente que se terminaran nuestros escarceos habituales. Nunca he estado enamorado de Ana pero incomprensiblemente en ese momento me lo parecía. Sentía la sangre en la cabeza, un calor incendiario en el rostro. Y claro, iba muy borracho. Con Julia, coincidimos, en borrachera y en ganas de acariciar a alguien. Sus besos me trasladaron a otra realidad, a un grato reposo. 

La cosa fue que terminamos en mi casa a las siete de la mañana. Recuerdo que al abrir la puerta, nos recibió un frío desolador. Mi casa es vieja y el aire se cuela por innumerables agujeros. Con el frío, se hizo el silencio, y lo que había parecido fácil y natural hasta ese momento, empezó a tornarse dificultoso y incómodo. Bebimos un vaso de agua, cada cual el suyo, y brindamos con vergüenza adolescente, sin mirarnos. Luego me escuché pronunciar una invitación  para subir a mi alcoba, sin mucho convencimiento, pero apechugando con todo, y supongo, con la ligera esperanza, de que la pasión, o lo que fuera, volviera a hacer acto de presencia. Dijo que sí con un gesto extraño de hombros y cabeza, sin pronunciar palabra, sin emitir sonido alguno, sus ojos vacilantes e inquietos, repasando mi cuerpo, mi cara. Me sorprendió tanto ese gesto que en ese momento, por fin, logré mirarle directamente a los ojos y detener el tiempo para averiguar qué estaba pasando. Sentí su tristeza, o quizás era la mía propia, la decrepitud galopante que se apoderaba por segundos de la situación. 

Agarré su mano y la arrastré hacia el sofá de la sala. Nos sentamos y conversamos un poco, de cualquier cosa, de los conocidos comunes, de la ciudad que se estaba volviendo angustiante con sus excesos constructivos y automovilísticos, creo incluso del tiempo. Y al final nos dio por mirar una película de vídeo. Muchas veces hasta que no me pongo en situación, no logro percibir qué es lo que quiero o no quiero respecto a determinadas mujeres. No era la primera vez que achacaba una leve indisposición  castrante, es decir, que a la hora de la verdad, no se me levantaba. Esa vez, no hizo falta comprobarlo en vivo y en directo, mi corazón, o la razón, o lo que sea, me avisó antes de la desgracia.


jueves, marzo 03, 2011

ÍCARO



 Ayer rompí el recuerdo
que me ataba a tus pies.
¿No lo ves?
Solar deshabitado.
Así me he quedado
con tu olvido
y tu desgarro.
Solloza el corazón
y no encuentra consuelo,
una canción,
con que apaciguar
su rabia.
No pediré perdón.
Dejé de creer 
en mis oraciones,
en los discursos sublimes
que arrancaba la madrugada
a mi delirante razón.
Sé que soy un mentiroso.
Un ángel que cayó,
por descuidado,
por mal alado.
Olí las rosas del edén
entre tus muslos.
Y volvería a caer.
Pero esta vez,
sin renunciar a la maldad,
sin disfrazar el lobo que soy.
Sinceridad.
¿Eso pedías?
Eso te doy.


martes, marzo 01, 2011

Se ahoga el alma alada
dentro de esta cajita de huesos.
Conspiran los años turbios
cogidos de la mano
con una fingida mueca de desolación.
Son ellos y no otros los que me componen.
Eslabones de cadena pesada,
enlazados uno a uno, como sierpes.
Manada de lobos que aúllan
dentro de mi conciencia.
La gran obra terminada.
- ¡Por fin, un merecido descanso! 
(grita el reloj extasiado)
Y se acurruca como un niño
en los pliegues de mi falda.
Yo, diosa del mundo.
Sentada en lo alto de la montaña.
Los pies colgando.
Horizontes de nubes jugueteando
con los campos sembrados.
Pero la hierba
aun no asoma su cabeza.
Murmura bajo el suelo
canciones de cuna.
Nacerá y morirá,
y dará paso a nueva hierba.
La noche oscura se comerá
las pupilas de mis ojos.
Y entonces los búhos futuros
anidaran en sus huecos.
Materia soy,
como todo lo contemplado.
Imprescindible y sobrera.
La nada cose vestidos
para mi futura ausencia.
¿Me echarás de menos viejo mundo?
¿Sabrán de mi  los nuevos poetas?
La vida me aprieta con su abrazo,
medio de madre, medio de amante.
Vida, siempre tan viva,
siempre abriendo una brecha en la carne,
impidiendo la renunciación.
Si, todavía tengo sangre.
Todavía fluctúan en mi,
ríos, torrentes y mares.