martes, febrero 01, 2011



Captando olores aquí y allá, despertando del sueño largo y reparador del invierno. Por fin, el sol, calentando el alma y los huesos, alentando las sonrisas y las miradas de fuego. Ganas de retozar como salvajes, piel contra piel, sudores y gritos. Vuelta a la presencia corpórea del vivir. Las palabras impacientes por tanto tiempo de silencio, cayendo en cascadas de plata. Te inundo, me inundas. De ti y de mí y del mundanal ruido. Invitamos al mundo a yacer con nosotros, a festejar entre copas este renacer en sangre viva. Abre las ventanas (me ordenas). Las abro, coqueta, extendiendo mis alas.

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